Bien podían nuestros políticos e influyentes personajes de la vida social, empresarial, judicial y demás, haberse asemejado al, por otra parte también muy español, toro de lidia. Su bravura, su coraje, su nobleza ante la lucha... pues no. Hete aquí que el animal hispano que mejor casa (imaginariamente, claro está) con bastantes de ellos -muchos, demasiados- es el gorrino ibérico; al que también se le puede llamar: cerdo, puerco, cochino, marrano, verraco, chon... Al otro, al tan desgraciadamente en aumento, al bípedo "cerdo-corrupto", le denominamos con razones sobradas (y perdonen): mamarracho, gilipollas, mamón, cabrón, hijo de puta... etc.
"El cerdo y sus chacinas: voces, refranes, literatura" (escrito por Augusto Jurado) |
Por contra, del bípedo "cerdo-corrupto" español nosotros no sacamos provecho alguno. Más bien, él se aprovecha de todo, de todos y en vez de rabo, roba. Jeta tiene mucha. Y durísima, cual cemento. Morro también, en cantidad, aunque eso sí, muy fino. Manitas largas, muy largas. Últimamente las ponen mucho y muchos en el fuego por el "honor" (jejeje) de sus congéneres; creo que nos vamos a hartar de barbacoa politiquera. Chorizos de alto postín que se guardan bien las espaldas sin doblar los lomos ni partirse las costillas. Picante sí nos ha salido alguno de estos presuntos butifarras: "en-palma-do" se autodenominó uno que anda tratando de lavar su postinero nombre... ya ven, en este lodazal en el que han convertido el país y donde tan ricamente retozan como buenos puercos que son, lavar no creo que lave mucho pero tampoco creo que desentone mucho entre tanto bicho mal parido que está aflorando.
La piara corrupta crece cada día más. Es lo que hay. Dios los cría y ellos se juntan. Un consuelo me queda: que llegue pronto un San Martín justiciero. Difícil sí. Están los justicieros pelín pringados también. Lo decía mi abuela: "No se puede poner a la zorra a cuidar el gallinero"... así es que, creo que durante mucho tiempo, nos van a seguir dando morcillas... y no de Burgos precisamente.
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