.

domingo, 12 de agosto de 2012

Tita Olga, discursito-carta, inauguración y fiestuqui.

Querida Tita Olga:
Han pasado años. Uff!. Muchos. Demasiados para mi gusto. Se acabó el programa y yo no tuve ni la decencia, ni la mínima educación, de despedirme, no solamente de ti, tampoco de los muchos o pocos seguidores de aquellas locas crónicas. Cerré el balcón de mala manera. De un ventanazo. Sin más. Venir a estas alturas a intentar dar explicaciones o quizás intentar pedir unas inmerecidas disculpas, pues que es como un poco tarde. Yo, si fuera tú, me mandaría tranquilamente al inmenso y muy concurrido mundo escatológico-excrementil. Vamos, el típico "¡váyase usted a la mierda!". Si es así, solo te pido que me lo digas con la contundencia, escondida elegancia y plena arrogancia que desprendía Fernán Gómez. Y güisqui en mano, que es todo un detalle. Y, ¡qué puñetas!, que se va uno como más contento a semejante lugar.


Te decía, Olguita, que han pasado muchos años. Quizás hayas pasado por la vicaría o simplemente te hayas arrejuntao al señor ese que te haya provocado cuando besa, como en aquella divertida película, levantar el tacón a la altura de la rodilla. Si es así, felicidades. Si no, pues bienvenida al club. Sí sé que dejaste aquella pequeña y local emisora (Radio Gorbea), de tan gratos recuerdos para mí, y pasaste a otra de mayor rango. 

Enhorabuena chatina. Andas ahora, también lo sé, en labores de más alto nivel. Y no lo digo sólo por la altura de sus baloncestísticos protagonistas. Y que además, como no podía ser de otra manera, lo haces rematadamente bien. Un servidor, querida amiga, ha tenido sus aventuras y desventuras, más las últimas, hasta arribar al andén del paro. Gracias a la "no-crisis" del Zapatero (remendón de mierda) y sus acólitos, el negocio se fue a tomar por donde amargan los pepinos (según dicen, aunque yo no lo puedo, al menos por ahora, confirmar). Así es que llevo cuatro añitos de manos caídas o paradas. El aburrimiento que produce no tener nada que hacer, aunque a algún sinsorgo le parezca chachipiruli pasarse el día "revisando nubes", me llevó a investigar y conocer el, para un cincuentón como yo, enrevesado mundo de Internet. Ya sabes. Que si Facebook, que si Twitter, que si Badoo, que si WebChat's... todo el puñetero planeta en un pequeño teclado, una pantallita y la comodidad de ese carísimo sofá del salón, souvenir de tiempos en los que, parece ser, "vivíamos por encima de nuestras posibilidades". Por cierto, el sofá está pagado a plazos. Nada que ver, niña de mis entretelas, con lo que yo conocía hace once años. Vamos, parvulario muy sencillo de la informática más cavernaria.
Enredando, enredando, topé en alguna red social, no te diré en cual, curiosona, con algunos de aquellos seguidores de tu noctámbulo programa. A las preguntas típicas y tópicas que se producen en un encuentro tras tan largo tiempo, siguieron los recuerdos y los reconocimientos hacia tu persona y labor. También, no puedo callarlo, hacia mis crónicas y colaboraciones. Esos mismos y comunes fans, (¡Dios, cómo me pone esto!), empezaron a animarme a "reabrir" aquel tosco balcón. Pero esta vez, y a falta del "Échale Sal", me empujaron, tampoco hizo falta mucho, ¡para qué negarlo!, a hacerlo en formato Blogger. Y aquí me tienes, querida amiga y ex-directora, inaugurando este alicatado, modernizado y ahora planetario balcón. (Jolines! por un momento me he sentido Leire Pajín con eso de planetario; ¡aggg!). Como verás, churri radiofónica mía, este moderno y renovado mirador contiene recuerdos del anterior; y aunque no he podido contactar contigo para solicitar los preceptivos permisos, lo hago ahora. Y con carácter retroactivo. No creo, conociéndote, que te molestes por ello. Espero que estas líneas te lleguen, te gusten y vengas de cuando en cuando a visitarme al balcón. Incluso, si te apetece, puedes hacer libre uso de él. ¡Quién mejor que tú!.
Pues hala!. Queda, a falta de pequeños retoques, inaugurado solemnemente. El cava y esas cosas, en el bar de la esquina. Y cada uno a tocateja. Que está mu malita la cosa. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario