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miércoles, 22 de agosto de 2012

Привет другу, hallo Freund, hello friend, hola amigo...

Ha refrescado. ¡Ya era hora!. La gente que está de vacaciones por estas tierras se queja. Dicen que así no pueden acudir a la playa a chingarse la piel tumbándose cara o culo al Lorenzo, esperando que sus rayos se solacen (nunca mejor dicho) sobre sus ya de por sí castigados, bodys. Me alegro. A mí me gusta el fresquito, las nubes, el viento, la lluvia, los días grises y oscuros. Juro que me reflejo en los espejos, que me encanta el ajo, que los crucifijos no me echan para atrás y que duermo, como casi todo dios, en una estupenda y mullidita cama en nada parecida a un ataúd. Eso sí, reconozco que soy rarito, pero en todos los sentidos. Y además, no tengo ni ganas, ni intención de solucionarlo. Allá ellos y sus pieles agrietadas, sus malolientes sudores, sus sofocos consentidos y sus prematuramente aviejadas carnes. "Curtidas" dicen, para autoconvencerse que están chachiguays. ¡En fin!

Decía que ha refrescado. Bastante. Y gracias a ello se me fue la galbana y cojo con ganas el internete para enredar y entretenerme; aparte de para ir aprendiendo cosas. Aunque, eso sí, lo que hoy descubro, mañana no tengo ni remota idea de cómo lo hice. No, no tomo notas pensando que tengo la cabeza como hace ¿..? años y que se me queda ahí grabado y guardado. ¡Ay! tengo mi humano CD-ROM ya pelín rayadito y no quiero admitirlo. Bueno, el caso es que, como decía antes, enredando me ha dado por mirar el número de visitas y estadísticas sobre este alocado y blogueado balcón.

Anonadado, estupefacto, ojiplático, obnubilado, pasmado.... y todos los adjetivos-sinónimos que quieran ustedes añadir. Así me he quedado. Les cuento, que ya sé que les gusta el cotilleo tanto como a un servidor. Cuando empecé esta locura de crónicas, lo hice con la intención de recordar aquellos tiempos de radio y locas madrugadas. Gratos y divertidos recuerdos. Pensé que, quitando cuatro perdidos por las webs y algún nostálgico seguidor; ("follower" lo llaman ahora); nadie osaría perder su tiempo leyendo estas absurdas líneas. Pues resulta que no. Hete aquí que, con tan solo tres crónicas, y espaciadas en el tiempo, me han visitado 417 personas. Pocas dirán ustedes. Muchas, para lo que esto es, me parecen a mí. No me quiten la ilusión, ¡hombre!. Mis visitas personales, que sí son muchas; soy así de ególatra; no están recogidas. Henchido de pecaminosa complacencia, he querido darme más capas de narcisismo. He ahondado en los datos y me he encontrado con esto:


EntradaPáginas vistas
España
334
Rusia
51
Estados Unidos
28
Alemania
4



Resulta que me leen 51 rusos, o lo que benditamente sean, pero que están en Rusia. También 28 en EE.UU y 4 desde Alemania. ¡Toma ya!. Que en España haya 334 descarriados (dicho sea con todo el cariño del mundo) que me leen, no me extraña mucho. Ya se sabe que los calores afectan y uno, a veces, hace cosas que a temperaturas normales ni se le pasan remotamente por la cabeza. Pero que unos señores o señoras, vaya usted a saber, de tan lejanas tierras les dé por esto, pues que me descoloca, la verdad. Puede que todo sea fruto de ese misterioso batiburrillo informático que hace que una persona, que en realidad está en el piso de arriba, aparezca en la estadística como residente en San Petersburgo, Boston o Munich, ciudades dichas al azar. Pero, por si no es así y usted, amable sufridor mío, resulta que sí está por esos mundos de Dios le doy la bienvenida a mi balcón. Aunque quizás le debiera aconsejar que visite a su psiquiatra.

Una pregunta me asalta la cabeza. ¿Cómo demonios leerán mis crónicas?. ¿En español?. ¿Traducido mediante el estratégicamente colocado gadget de arriba?. ¿Se enterarán de algo?. Y para finalizar, un consejo a mis lejanos followers: No use estas crónicas para aprender o mejorar su español. Suspenderá todos los exámenes. Sea lo que sea, le quedo sumamente agradecido. Entretanto y esperando repita su visita, solo me queda decirle...

Привет другу, hallo Freund, hello friend, hola amigo

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