.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Vienen los primos de visita...

Que los familiares siempre vienen de visita en el momento más inoportuno, es algo que ocurre muy a menudo en cualquier familia. No sé el porqué de esta circunstancia. Quizás se deba a esa puñetera y ficticia Ley de Murphy que, con muy mala leche eso sí, asevera: «Si algo puede salir mal, saldrá mal».
Nos vienen (supongo que invitados con antelación) nuestros parientes americanos para una reunión y comilona familiar y festejar de paso el cumplesiglos de "La Pepa".
Son estos visitantes esa parte de la familia que algunos carcas nostálgicos denominan: "los de colonias". Esos gilipuertas - me refiero a los carcas - no tienen ni pajolera idea de nuestra historia, ya que España jamás tuvo colonias en América y sí "provincias"; con las mismas leyes, derechos y obligaciones que las de sus hermanas de la Península, siendo sus habitantes tan españoles como el que más, hasta que, bien por guerras o por acuerdos o vaya usted a saber, se independizaron y nacieron los actuales países latinoamericanos. Otra cosa es el expolio, saqueo y barbarie allá producidos por nuestros bizarros antepasados. Ya ven, jetas, mangantes, mamonazos y cabroncetes hijos de puta siempre hubo en las esferas mandatarias de esta España mía, esta España nuestra.
Les juro que en el colegio suspendí historia y todo el anterior rollo largado es producto de mis largas sesiones delante del televisor viendo esos programas de debates con leídos y estudiados tertulianos... es lo que tiene disponer de muchísimo tiempo libre por gracia o desgracia del desempleo y sus patrocinadores.
El caso es que no es el mejor momento para visitas. Ya se sabe, además, que luego, cuando retornan a sus hogares, muchos de nuestros tíos, primos, cuñados, o lo que nos una a ellos, son de un retorcido criticón y de un malvado chismorreo y van contando con lengua viperina, cómo nos han encontrado en lo personal y cómo han visto nuestra casa. Precisamente no estamos ahora en nuestro mejor momento y tenemos la morada bastante revuelta, hecha unos zorros, con una necesidad de barrido y limpieza considerable... ¡y estos pelos! que no hay manera de peinarlos y domarlos. Y mira que nos hallamos en manos de una supuesta buenísima y afamada peluquería: "Europa & Merkelongueras".. pero ni por esas, oye. Es de esas melenas que unos pelos van para un lado, los otros al contra y faltan donde más deben cubrir... una porquería oiga.
Así que, miedo me da la impresión que nuestros allegados de ultramar se lleven de nuestra pinta y de nuestra casa. Alguno incluso, con el que no nos llevamos muy bien (en todas las familias se cuecen habas...), ha decidido no venir suponiendo, imagino, que dada nuestra coyuntura, no le vamos a dar de comer cómo y cuánto quisiera o temiendo certeramente que le pidamos prestado para llegar a fin de mes. Nos queda la esperanza de que el "abuelo", que va a hacer de anfitrión, nos deje en buen lugar. Casi toda "la familia" lo respeta y quiere, aunque a veces chochea y le sale el genio, creyendo que aún es el "cabeza-coronada de familia", y manda vehementemente callar  al primo parlanchín... o se nos duerme entre plato y plato.
En fin, cosas de familia.




No hay comentarios:

Publicar un comentario